En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos?
Hoy se cumplen diecisiete días desde que ocurrió la terrible tragedia en Valencia. Sí bien estaba en España cuando sucedió, unos días después salí de viaje fuera de España, por lo que no he podido seguir profundamente toda la información, aunque sí puedo decir que todo el mundo, nos preguntaba y arropaba ante la magnitud de la tragedia.
Tengo un vínculo emocional con Valencia desde que era pequeña, pues solíamos veranear en la localidad de Gandía con mis hermanas y mis padres y guardo unos recuerdos maravillosos de esos días y de los amigos que hacíamos allí cada año. También recuerdo la famosa “gota fría” a finales de agosto, cuando acabábamos con agua hasta la rodilla y no terminábamos de entender por qué todos los finales del mes de agosto, el agua inundaba calles, garajes y se hacía complicado el regreso a casa.
Esta DANA, ha dejado una huella profunda en la sociedad española, no solo por los daños materiales y humanos que ha causado, sino también por el cambio de paradigma que ha movilizado entre los ciudadanos. Este fenómeno meteorológico extremo ha servido como un llamado de atención sobre la vulnerabilidad de nuestras ciudades y la necesidad de una respuesta colectiva y proactiva.
Ha sido emocionante e inspirador ver a toda esa marea de voluntarios caminar hacia las zonas más afectadas por la tragedia, para ayudar: PERSONAS AYUDANDO A PERSONAS. Y la respuesta de nuestros jóvenes, que tienen un alto nivel de conciencia y que, este mundo, desprovisto de referentes y valores, no les da cabida. Ahora, han podido demostrar que ES POSIBLE!, cuando hay voluntad para ello. ¡¡Qué gran lección de empatía y solidaridad!!
Y, Desde un punto de vista espiritual, es increíble la generosidad de todas esas almas desencarnadas que en un pacto álmico tremendamente generoso, han dado su vida para que el resto de la sociedad despierte y eleve su nivel de conciencia. ¡¡GRACIAS DESDE EL CORAZÓN!!
Creo firmemente que, a veces, los astros, planetas o lo que sea, se alinean y las cosas tienen que suceder para un PARA QUÉ mayor, aunque sea muy doloroso. Y creo que este ha sido el caso de lo sucedido en Valencia. Como ciudadanos necesitábamos algo que nos sacudiera y nos sacara del confort para ver que las instituciones ni de lejos velan por nosotros, que nos mienten, manipulan, programan y utilizan a su conveniencia.
¡Es el momento de decir BASTA! Es el momento de recuperar el poder que se cedió a unas instituciones corruptas. Es el momento de recuperar nuestro PODER como ciudadanos que hemos demostrado que UNIDOS SE PUEDE.
Dejemos de entrar al viejo juego del “divide y vencerás”, no les facilitemos las cosas, trabajemos unidos, sigamos cuestionando la responsabilidad de las autoridades en la gestión del riesgo y la planificación urbana. Exijamos una mayor transparencia y rendición de cuentas por parte de los gobiernos locales y nacionales. Impulsemos un debate sobre la necesidad de invertir en infraestructuras más resilientes y en la implementación de políticas que prioricen la sostenibilidad y la prevención.
Conjuguemos más el verbo PREVEER a todos los niveles y, como ciudadanos, demandemos programas educativos que nos preparen para enfrentar situaciones similares en el futuro. La creación de conciencia sobre cómo actuar en caso de emergencias.
Muy orgullosa de cómo esta tragedia también ha fomentado un sentido renovado de comunidad. En momentos de crisis, los ciudadanos nos hemos unido para ayudar a los afectados, organizando campañas de recogida de alimentos, ropa y otros suministros. Este espíritu de solidaridad ha reforzado la idea de que, ante la adversidad, la colaboración y el apoyo mutuo son esenciales. Esta DANA ha demostrado que la comunidad puede ser un pilar fundamental en la recuperación y la resiliencia.
Queda un largo camino hasta que todas esas personas puedan volver a una “normalidad”, por favor, no las olvidemos y sigamos ayudando, cada uno desde donde pueda; como decía la Madre Teresa de Calcuta:
A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.
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