Somos olas de energía dinámica
La ciencia de Newton postula únicamente una manera de ser, una única verdad. Durante doscientos años, esta forma de pensar ha sido muy poderosa en Occidente. Resultado: hemos heredado una forma de espíritu que nos lleva a analizar, disecar, razonar en términos de unidades distintas y aisladas. Este esquema es el hay que hacer volar en pedazos.
La física cuántica nos dice: los empleados de una empresa no son sólo unidades de producción, sino ondas energéticas vivientes de la empresa. Si queremos ver a los empleados excitados, llenos de energía y de creatividad, ricos en todas sus potencialidades, harán todas las cosas mucho mejor sin decir cada mañana: uf, vamos a echar otro día para atrás.
Hoy todas las empresas deben concebirse como sirvientes, de la comunidad, del mundo de hoy y del mañana. Deberían remontarse constantemente a las fuentes que les hacen actuar. ¿Por qué hacemos esto? ¿Con qué finalidad? ¿Para quién lo hacemos? La cuestión se plantea cada mañana al levantarnos y mirarnos al espejo: ¿por qué? ¿con qué finalidad? ¿para conseguir qué? Las empresas no pueden seguir funcionando como robots, sin preguntarse sobre su última y más profunda finalidad histórica. Después de todo, como todas las instituciones humanas, sólo son emanaciones, concreciones de nuestra imaginación. Antes de emprender hay que imaginar. ¿Cómo es que no nos preguntamos sobre sus fines? Al igual que los estados, los gobiernos también son débiles hoy por el mismo motivo.
La física moderna dice “tú si puedes”
Durante décadas, los poderes de la mente han sido cuestiones asociadas al mundo “esotérico”, cosas de locos. La mayor parte de la gente desconoce que la mecánica cuántica, es decir, el modelo teórico y práctico dominante hoy día en el ámbito de la ciencia, ha demostrado la interrelación entre el pensamiento y la realidad. Que cuando creemos que podemos, en realidad, podemos.
El estudio sobre el cerebro ha avanzado mucho en las últimas décadas mediante las “tomografías”. Conectando electrodos a este órgano, se determina donde se produce cada una de las actividades de la mente. La fórmula es bien sencilla: se mide la actividad eléctrica mientras se produce una actividad mental, ya sea racional, como emocional, espiritual o sentimental y así se sabe a qué área corresponde esa facultad.
Estos experimentos en neurología han comprobado algo aparentemente descabellado: cuando vemos un determinado objeto aparece actividad en ciertas partes de nuestro cerebro… pero cuando se exhorta al sujeto a que cierre los ojos y lo imagine, la actividad cerebral es ¡idéntica! Entonces, si el cerebro refleja la misma actividad cuando “ve” que cuando “siente”, llega la gran pregunta: ¿cuál es la Realidad?
La solución es que el cerebro no hace diferencias entre lo que ve y lo que imagina porque las mismas redes neuronales están implicadas; para el cerebro, es tan real lo que ve como lo que siente”, afirma el bioquímico y doctor en medicina quiropráctica, Joe Dispenza. En otras palabras, que fabricamos nuestra realidad desde la forma en que procesamos nuestras experiencias, es decir, mediante nuestras emociones.
Desde H2O trabajamos con estas afirmaciones recuperadas por la física cuántica:
Afirmación 1 – Nuestro cerebro: un ordenador que procesa información
A cada segundo, en una vida como la moderna llena de estímulos: nos bombardean enormes cantidades de información. El cerebro solo procesa una mínima cantidad de ella: 400 mil millones de bits de información por segundo. Los estudios científicos han demostrado que sólo somos conscientes de 2.000 mil de esos bits, referidos al medio ambiente, el tiempo y nuestro cuerpo. Así pues, lo que consideramos la Realidad, es decir, aquello que vivimos, es sólo una mínima parte de lo que en realidad está ocurriendo. ¿Cómo se filtra toda esa información?
A través de nuestras creencias: El modelo de lo que creemos acerca del mundo, se construye desde lo que sentimos en nuestro interior y de nuestras ideas. Cada información que recibimos del exterior se procesa desde las experiencias que hemos tenido y nuestra respuesta emocional procede de estas memorias. Por eso, los malos recuerdos nos impulsan a caer en los mismos errores.
Afirmación 2: Cómo romper con esos malos hábitos del pensamiento
El cerebro crea esas redes a partir de la memoria: ideas, sentimientos, emociones. Cada asociación de ideas o hechos, incuba un pensamiento o recuerdo en forma de conexión neuronal, que desemboca en recuerdos por medio de la memoria asociativa. A una sensación o emoción similar, reaparecerá ese recuerdo en forma de idea o pensamiento. Hay gente que conecta “amor” con “decepción” o “engaño”, así que cuando vaya a sentir amor, la red neuronal conectará con la emoción correspondiente a cómo se sintió la última vez que lo sintió: ira, dolor, rabia, etc. Según Joe Dispenza “si practicamos una determinada respuesta emocional, esa conexión sináptica se refuerza y se refuerza. Cuando aprendemos a “observar” nuestras reacciones y no actuamos de manera automática, ese modelo se rompe”. Así pues, aprender a “ver” esas asociaciones es la mejor manera de evitar que se repitan: la llave es la conciencia.
Afirmación 3: La mecánica de la visualización
El poder de la visualización es muy grande pues se trabaja a nivel inconsciente y se puede obtener a través de ella casi todo lo que deseamos.
La Cuántica en la Gestión De Talento
¿Sabes por qué sientes miedo o inseguridad en tu trabajo y cómo puedes cambiarlo? La respuesta podría estar en las partículas elementales que conforman tu mente, ya que su manejo ayuda a transformar tu realidad, cambiando tus pensamientos.
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