Fuera Control!

34 Posted by - 13 octubre, 2014 - aceptación y cambios, Blog, Cambio, Emociones, Éxito, felicidad, Mente, Motivación

Cuentan que un discípulo le preguntó a su maestro: « Maestro, ¿cuál es el secreto de tu serenidad? Y el maestro respondió: «Entregarme incondicionalmente a lo inevitable»

La sabiduría de la felicidad: distinguir lo inevitable de lo evitable, lo que está bajo mi control y lo que escapa de él. A veces, hay que entregarse al universo o a los hechos «incondicionalmente», otras hay que pelear, luchar por aquellas cosas que consideramos negociables. ¿Cuándo?, cuando es vital, cuando los principios de vida están en juego. 

Siempre estamos en el eterno dilema entre lo que quiero y lo que necesito, que no siempre coinciden. Epícteto, el esclavo, afirmaba: «No pretendas que las cosas ocurran como tú deseas sino desea que ocurran como se producen, y serás siempre feliz».aceptamos cualquier hecho que ocurra en nuestra vida por bueno o malo que nos pueda parecer en ese momento (que no hay nada ni bueno ni malo) estamos permitiendo que todo fluya, ya que si no lo aceptamos estamos resistiendo y a lo que resistes, persiste. Sí aceptamos, estaremos abiertos a un aprendizaje que hará que afloren nuestros recursos internos. 

La aceptación no significa resignación, son dos actitudes muy diferentes, ya que la Resignación nos hará sufrir, seguimos esperando que la situación sea de otra forma y no como es en la actualidad. Y en ocasiones, me esfuerzo en cambiarla. Sin embargo, cuando aceptamos, asumimos la realidad, sin pretender cambiarla, sin sufrir por ella,  eso nos permite seguir proyectando en la vida, buscando mejores opciones en otro camino. 

«Nunca podrás controlar por ti mismo los efectos del miedo porque el miedo es tu propia invención, y no puedes sino creer en lo que has inventado» (Un Curso de Milagros)

¿Qué es lo que más temes en el mundo? ¿Qués es lo que más controlas en este mundo? ¿Le encuentras relación? A más miedo, más control. La mayoría de los humanos sentimos temores diversos relacionados con nuestra vida, con lo que hacemos, lo que nos hacen, lo que nos pasa o nos pasará. Mientras tengamos la capacidad o la sensación de que los podemos controlar no hay problema, pero cuando nos sobrepasan se encienden todos los mecanismos psicológicos de que disponemos.

Estamos programados para tener miedo y lo tenemos. Una herencia de nuestro cerebro reptil de cuando vivíamos en la prehistoria, que nos permitía sobrevivir porque nos mantenía alerta. Ahora lo importante es lo que hacemos con ese miedo, ¿me paraliza? ¿me ayuda a actuar? ¿controlo todo lo que pasa en mi vida y en la de los demás? ¿Necesito tener la sensación de controlar todo porque sino parece que las cosas no funcionan? ¿Qué hay detrás de todo ésto?

Miedo y control son uña y carne, controlamos porque tenemos miedo a lo que pueda pasar y pensamos que si ejercemos control las cosas sucederán como nosotros queremos que sucedan pero esto no funciona así. Creemos que controlamos y creamos esa falsa ilusión para sentirnos seguros pero en realidad no controlamos nada, lo que si hacemos es imaginar un montón de situaciones que pueden llegar a ocurrir, casi siempre de consecuencias desastrosas,que nos mantienen preocupados. Y lo que debemos hacer es ocuparnos, no preocuparnos. 

Winston Churchill dejó a escrito: “Me he pasado la mitad de mi vida preocupándome por cosas que nunca me ocurrieron”

¿Por qué sí estamos programados para ser felices, muchos deciden inscribirse en el arte de amargarse la vida? El problema no es tener miedo, sino entenderlo y gestionarlo. Encuentra el origen de tu miedo, no te quedes en la superficialidad de los temores aparentemente absurdos, sino que es conveniente ir más a fondo, rastrear en ese agujero negro que te absorbe y darte cuenta de los mecanismos de control que despliegas para evitarlo. 

La inacción cultiva el miedo. La acción cultiva la confianza y el valor. Si usted quiere conquistar el miedo, no se quede sentado en la casa pensando acerca sobre este. Salga y ocúpese. Dale Carnegie.

 

Fuente: Descontrólate. Xavier Guix. 

 

 

 

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