Un enfoque más humanista como parte fundamental en el éxito empresarial
“La espiritualidad significa que ante situaciones adversas y con gente difícil puedes sacar lo mejor de los otros”
Al igual que los seres humanos estamos sostenidos por cuatro pilares básicos: físico, mental, emocional y espiritual, las organizaciones también están sujetas por estos cuatro pilares. Estos pilares otorgan el equilibrio necesario para poder desarrollar los proyectos a corto, medio y largo plazo.
Físico.– En el ser humano es el que se encarga del bienestar. Es la energía de la persona para llevar a cabo una determinada actividad con eficiencia. En las organizaciones correspondería al entorno físico donde las personas trabajan. ¿Es el adecuado para trabajar? ¿Es un entorno inspirador? ¿Me permite conectar con las demás personas que trabajan en él? ¿O por el contrario me separa? ¿Cómo es la energía del espacio?
Mental.– En el ser humano es el pilar que guarda los pensamientos conscientes, subconscientes o inconscientes que se generan en su interior. En las organizaciones conecta con los pensamientos y conocimientos de todos lo que conforman la empresa. En este pilar se encuentran presentes las creencias aprendidas de todos los que la conforman.
Emocional.- En el ser humano es el pilar que tiene que ver con el estado de ánimo y la felicidad. En las organizaciones, se corresponde con amar lo que uno hace, conectar con la motivación interna dentro de un entorno motivante, sentirse parte de la organización y alcanzar la felicidad en el entorno laboral, día a día.
Espiritual.– El ser humano mediante este pilar puede trascender al despertar de la consciencia. En las organizaciones conecta con la visión, mentalidad de servicio y utilidad del proyecto creado desde la consciencia. ¿Para qué hacemos lo que hacemos? ¿Cuál es su utilidad? ¿Cuál es la misión, visión y valores de la organización?
Hoy en día, una de las cosas que más preocupan en las cúpulas de las organizaciones es el absentismo emocional que se ha instalado en sus trabajadores, parece que el promedio de paro interno es de un 83%; es decir, existe una desafección del puesto de trabajo, «sólo se trabaja para cobrar a final de mes” y esto lo que provoca es ansiedad y falta de motivación. Cuando esto sucede en las organizaciones existe una brecha entre lo que la organización quiere transmitir y lo que realmente transmite a sus trabajadores.
En este punto se hace totalmente indispensable poner a las personas en el centro de las organizaciones, mirar hacia ellas y construir valor con ellos ¿para qué? Para que ganen todos, la organización, el trabajador y el mundo. Y para ello, las organizaciones tienen que trabajar la coherencia día a día, trabajar en la responsabilidad social de cada persona, mirar a la espiritualidad en cada una de las personas y hacer que cada persona se sienta importante en lo que hace.
Estamos frente a un nuevo paradigma empresarial que nos exige a todos un viaje hacía un cambio personal, un viaje hacia el interior de cada uno para re-encontrarnos con lo que de verdad somos. Este viaje es un acto de honestidad, humildad y valentía que tarde o temprano todos tendremos que hacer.
En definitiva, integrar la espiritualidad en la empresa desde una mirada más humana para conocernos en profundidad y poder ofrecer la mejor versión de nosotros mismos al mundo. Conectar con nuestro interior para expresar nuestra esencia y poder ayudar a otros a hacer lo mismo. Desmitificar la espiritualidad y entenderla como una filosofía más cercana a lo humano. En resumen, enviar un mensaje de conciencia en el mundo de la empresa, transmitiendo que, sí todos cambiamos internamente, el entorno también lo hará.
“Libertad individual, felicidad colectiva”
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