Si no educamos para lograr ser felices ¿ para qué educamos?
«En la mayoría de ocasiones, que un niño se sienta un triunfador o un fracasado depende de nuestra reacción ante los acontecimientos. Pertenezco a ese extraño club de personas que creen que la felicidad es posible, existe y se transmite. Y que es el mejor regalo que podemos ofrecer a nuestros niños.»
Gracias a los recientes descubrimientos neurológicos, hoy podemos conocer mejor cómo funciona el cerebro de los niños y aplicar métodos eficaces para potenciar su talento en cada instante de su fascinante evolución, desde el útero materno hasta la adolescencia, paso a paso.
Llevamos muchos años de una educación basada en el conocimiento cognitivo y no se analiza la capacidad de relación social, el respeto a las normas, cómo empatizar con los demás para después poder trabajar de una forma sana dentro de equipos de trabajo, cómo canalizar las emociones ante las situaciones que la vida nos depara.
En definitiva, se trata de educar y trabajar con nuestra inteligencia cognitiva, inteligencia social, inteligencia emocional e inteligencia moral. Preparar al niño para que pueda enfrentarse a las situaciones que la vida le ponga, desarrollar sus talentos y habilidades. Identificar ese talento o don que nos hace únicos, al que Sir Ken Robinson, denomina “El Elemento”, aquello que se nos da bien y que nos encanta hacer. Y como nos hace ver claramente, descubrir ese “algo” es lo que nos va a ayudar a alcanzar nuestro mayor grado de autorrealización y también desplegar nuestro máximo nivel de contribución a la sociedad.
“El éxito escolar no garantiza el éxito en la vida”
Niños muy estudiosos mal dirigidos que han fracasado estrepitosamente en la vida, frente a niños presuntamente mediocres que son en la actualidad profesionales o empresarios de éxito.
Entendamos la educación como un modelo educativo mucho más holístico, abierto y flexible, eliminando la actual jerarquía de asignaturas y poniendo al mismo nivel a las que desarrollan las aptitudes artísticas con las puramente lógicas; un sistema escolar que contemple la formación como un conjunto de disciplinas interconectadas y en comunicación entre sí, siguiendo un esquema de organismo donde cada componente se interrelaciona; y una personalización de los planes de estudios para que cada alumno pueda desarrollar su máximo potencial y no se le corten las alas. Es decir, frente al sometimiento a la conformidad, conseguir la explosión de la creatividad.
Para finalizar, recordemos que educar es querer y la vida y la felicidad no se pueden entender sin amor. Un amor entendido como ese sentimiento que nos permite ver lo mejor del otro, ya sea una persona o sea un rosal. Que nos permite ver la verdadera esencia por encima de las apariencias y las circunstancias.
Y en este sentido hay una frase en la película Avatar que los Na´vi utilizan a modo de saludo, que me parece preciosa: “TE VEO”, una expresión de gratitud en el que TE VEO = Veo tu alma, tu verdadera esencia. Veo quien REALMENTE eres, porque me veo a mi mismo en tus ojos.
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